Castillo
No tiene antecedentes históricos
muy importantes, pero parece haber sido, junto con los de Borja y Tudela,
uno de los bastiones principales en la carrera conquistadora emprendida
por Muza Banu Qasi en la Marca Superior.
Es citado en el Cantar
del Mio Cid como una de las conquistas de don Rodrigo tras su salida
de la corte castellana.
Su definitiva ocupación
cristiana se logró en 1122 y en 1169 se cita a Lope Galíndez
de Terrer como primer tenente del castillo. Se asegura que aquí
se reunieron Jaime I y el vizconde de Cabrera en 1222 para tratar sobre
la sucesión en el condado de Urgel.
En sus salas se firmó
la llamada Paz de Deza-Terrer entre Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón
en mayo de 1361, propiciada por el legado Guido de Bologna, donde se acordó
la devolución de las plazas conquistadas y la liberación
de los prisioneros. La paz fue rota al año siguiente por Pedro I
y supuso una nueva conquista del castillo por los castellanos.
Sus ruinas se asientan sobre
la cumbre de un pequeño cerro inmediato a la población or
el Levante, en una excelente situación táctica como vigía
en la ruta del Jalón.
Estaba compuesto por dos
recintos defensivos escalonados sobre el monte. Aún se puede reconocer
los resto de su planta alargada y estrecha, de unos cuarenta por veinte
metros de lado. Conserva restos de un muro semicircular muy rebajado sobre
un alto muñón que debió pertenecer a un torreón
redondeado, su fábrica es de tapial y está muy arraigado.
En el interior del recinto quedan vestigios de antiguas construcciones
con aparejo de ladrillo macizo apenas identificables.
Hace algunos años
fue derribada la última torre existente por amenazar derrumbamiento,
aunque aún se puede contemplar la cámara subterránea
cuadrangular que formaba su base, quizá destinada a bodega o almacén.
(Aurelio Cabañas Boyano)
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