Muralla de Durón de Belmonte
Segeda II
Con el avance en la conquista
de la Celtiberia
se inició una nueva etapa caracterizada por un periodo de paz para
este territorio. En la partida denominada Durón de Belmonte
de Gracián se construyó una ciudad de nueva planta. Se
situó inmediata a las ruinas de la ya abandonada del Poyo
de Mara. El solar elegido se delimitó con un amplio foso y una
potente muralla. Su interior fue urbanizado siguiendo los modelos romanos:
calles rectas, cruzadas en retícula, amplias casas con mosaicos
y paredes estucadas.
Las fuentes escritas nada
dicen sobre ella. No obstante, conocemos su importancia no sólo
por la magnitud del yacimiento arqueológico sino por el hecho de
que continuara acuñando monedas con el mismo nombre de Secaisa,
lo que en sí indica la pervivencia política de la anterior
ciudad y el regreso de sus habitantes. La fundación fue pareja a
la de otras ciudad de similares características topográficas,
identificadas a los largo del valle del Ebro y NE peninsular. Su surgimiento
se encuadra dentro de un nuevo periodo de desarrollo económico y
profundos cambios sociales, como la aparición del esclavismo. Se
incrementó la producción agrícola con nuevos regadíos,
se intensificó la extracción de minerales y surgieron verdaderas
industrias especializadas en la fabricación masiva de cerámica.
Además, aumentó notablemente la presencia de productos importados.
Pero el desarrollo de la
nueva ciudad de Segeda quedó truncado pocos años después.
Las poblaciones indígenas del valle del Ebro, en proceso irreversible
de total romanización, tomaron partido en las guerras
civiles romanas del siglo I a.C. En los años setenta se enfrentaron
Sertorio y Pompeyo. La opción de Segeda por el bando sertoriano,
el perdedor, pudo ser la causa de su total destrucción y definitivo
abandono. El nombre de Segeda pasó a la Historia.
Pero quizás el hecho
más excepcional que nos indica la importancia que llegó a
alcanzar la segunda ciudad de Segeda lo encontremos en el territorio de
la actual Extremadura. Allí se ha localizado recientemente Tamusia,
ciudad que por sus emisiones monetales se creía dependiente de Segeda
y se buscaba en el Jalón.
Por otra parte, en yacimientos extremeños de esta época,
relacionados con las explotaciones metalúrgicas, han aparecido monedas
de bronce de Secaisa en una proporción notable. Su presencia, dado
el escaso valor que tenían estas monedas, no puede relacionarse
con relaciones comerciales sino con desplazamientos de segedenses a este
distante territorio.
Paralela a la destrucción
de Segeda II se produjo la de la Bílbilis
celtibérica. Poco después se fundó una nueva ciudad
con el nombre de Bílbilis
Itálica, en las cumbres del Cerro de Bámbola-Calatayud.
Convertida en municipio romano será la nueva capital de un amplio
territorio. Con el paso de los siglos el centro se desplazará a
la Calatayud
actual, donde permanece hasta nuestros días. (Francisco Burillo
Mozota)
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