Parte trasera del convento de las Salesas
En los primeros años
del siglo XIX, seis madres de la Visitación, expulsadas de Francia,
llegaron a Calatayud
a fundar un monasterio que incluiría un colegio destinado a la educación
de señoritas.
La fundación fue autorizada
por Real Orden de Carlos IV del 14 de enero de 1806, con el Nihil Obstat
del Obispo de Tarazona, Francisco Porro y escritura pública del
Ayuntamiento de Calatayud del 26 de enero del mismo año, otorgada
en su nombre por los regidores Catalina y Rada. Era el tercer convento
fundado por religiosas de la Visitación en España, ya que
hasta esas fechas solo existían dos y ambos en Madrid.
Más de veinte años
permanecieron las religiosas en unas modestas casas próximas a la
Puerta
de Terrer, hasta que en el año 1826, Jerónimo Castellón,
obispo de Tarazona, les costeó el actual convento cuyas obras quedaron
concluidas en 1832. Las obras se llevaron a cabo tan rápidamente
que no pudieron atenerse a los planos iniciales, por lo que hubo de disminuir
la altura del altar mayor y las bóvedas en 1,50 metros y cortar
la cornisa en el testero para poder colocar el altar mayor.
Es un tempo de planta en
cruz latina con crucero muy poco acusado y ornamentación con pilastras
de orden toscano. A pesar de las alteraciones en su primera concepción
resulta un templo fino y elegante, resaltado por su decoración dorada.
Conserva un Cristo de marfil,
dos grandes capiteles de orden compuesto que sirven de apoyo a la mesa
del altar y que inicialmente se habían construido para el altar
mayor, según se cree, y un hermoso cuadro de la Inmaculada, del
siglo XVII que se guarda en el claustro; el retrato de San Juana Francisca
Fremiot, fundadora de la orden; varias tallas de la fundadora Santa Teresa
y dos altares de San José y la Virgen del Pilar que fueron tallados
por el carmelita descalzo, de Calatayud, fray Íñigo Sánchez,
según el informe de 1845. (Gonzalo M. Borrás Gualis / Germán
López Sampedro)
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