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MUDÉJAR, arte |
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Foto: A. Sanmiguel
El ladrillo, es el material con mayor protagonismo, decorado con platos y columnillas de cerámica, tal como puede verse en la torre de Ateca |
Salvo en las regiones
más septentrionales, el arte mudéjar se extiende por casi
toda España. Son los principales focos el castellano-leonés,
el toledano, el andaluz y el aragonés, siendo este último
el que presenta mayores singularidades, estando muchos de sus principales
ejemplos en la comarca de Calatayud. El material constructivo de mayor
protagonismo es sin duda el ladrillo, unido con yeso o con mortero de cal.
Pero también la argamasa de yeso, usado con el sistema de encofrado, tiene en ocasiones gran importancia.
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La madera, muy empleada para techumbres
en otras regiones españolas, en Aragón tiene un papel más
discreto, ya que las naves se cubren con bóvedas de crucería
de ladrillo. La decoración exterior se consigue fundamentalmente
a base de formas geométricas hechas con ladrillo resaltado. Estas formas son todas de raíz islámica, algunas derivadas del
reino árabe de Zaragoza, como los arcos mixtilíneos, y otras
de procedencia menos clara, tal vez oriental, como la espina de pez o los
rombos. Otro elemento decorativo importante, aunque no aparece en todos
los casos, es la cerámica vidriada. En una primera época
se usan platos y columnillas verdes y amarillas (Ateca, Belmonte) seguramente
ya empleadas en el siglo XI, y posteriormente azulejos estrellados blancos
con piezas de enmarcado en azul o verde. Las sombras del ladrillo y los
brillos de la cerámica, cambiantes con la luz del día, confieren
un aspecto mágico y etéreo a los parámetros de torres
e iglesias. Pero la fragilidad es aparente, pues si los materiales están
bien fabricados y bien colocados, la obra es tan duradera como una de piedra.
(Agustín
Sanmiguel Mateo)
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