Morés
era un lugar habitado por musulmanes que cultivaban la rica huerta del
Jalón.
Tras la reconquista de todo
el valle por Alfonso
I en 1119, y según lo acordado en su capitulación, se
les permitió la conservación de sus usos y costumbres, aunque
bajo el domino de diversos señores cristianos.
En 1274 pertenecía
a Ximeno de Urrea; en 1286, Alfonso III dio a Gil de Bidaura la Peña
de Morés y en 1288 a Guillén de Pueyo, caballero que luchó
junto a Alfonso III en la guerra contra su primo Jaime de Mallorca. En
1327 volvió de nuevo a Gil de Bidaura como donación de Alfonso
III.
En 1378 su alcaide
era Pedro Liñán y en el siglo XIV ya formaba parte del señoría
de los
Luna de Almonacid. En 1409 lo detentaba Antón de Luna, quien
lo perdió en manos de los Urrea en 1411 durante los conflictos de
sucesión de Martín el Humano. Esta familia destruyó
la pequeña fortaleza y obtuvieron en 1415 del nuevo rey, Fernando
de Antequera, el señorío de Morés, siendo desde entonces
de Pedro Ximénez de Urrea y sus descendientes.
En 1423 era de Teresa
de Híjar y en 1499 de Miguel Jiménez de Urrea, conde
de Aranda. (Aurelio Cabañas Boyano)
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