Las
ruinas de este castillejo de origen musulmán yacen sobre la plataforma
de un gran promontorio rocoso inmediato a la villa, confundiéndose
sus escasos vestigios con el terreno en que se asienta. Por su situación
tuvo que tener un alto valor estratégico como vigía del valle,
pero hoy sólo quedan sobre la cumbre
de la colina algunos trozos
informes de sus muros con obra de mampostería pizarrosa rodeando
la roca de la cumbre, y los basamentos de dos torreones cuadrados de tapial
situados a un nivel más bajo.
Aunque su estado de conservación
actual es lamentable e irrecuperable, su emplazamiento espectacular y los
restos que han llegado hasta nuestros días, ofrecen una idea de
lo que pudo ser su antigua y aguerrida imagen. (Aurelio Cabañas
Boyano)