(Munébrega, 3-XII-1738
- Florencia, 1798). Diplomático aragonés, amigo personal
del conde de Aranda, mantuvo con él una aguda correspondencia desde
sus destinos como embajador de Carlos IV en Varsovia y Florencia. Entre
sus primeras ocupaciones cuenta el haber sido secretario del infante Gabriel
de Borbón, décimo hijo de Carlos III, y pasó a la
muerte de este a desempeñar idéntico puesto con su hijo don
Pedro de Borbón y Braganza. Su relación con los miembros
de la familia real fue muy estrecha, alcanzando el bailazgo honorífico
de la orden de San Juan de Jerusalén, de la que su padre, José
Cristóbal Cuber y Liñán, también de Munébrega,
fue caballero y administrador de las encomiendas de Chalamera, Calatayud,
Encinacorba, Azcón, Aliaga, Mallén y Monzón entre
1741 y 1775.
Nombrado embajador en Varsovia
el 19 de septiembre de 1790, desarrolló una escasa actividad diplomática
a causa de su menguada salud, minada por pertinaces fiebres reumáticas
agravadas por los rigores del extremado clima polaco. Por esta causa pidió
el relevo y traslado a alguna corte italiana, para mantenerse en el servicio
del rey. El 4 de febrero de 1793, recibía permiso del primer secretario
del Despacho Universal, duque de Alcudia, para abandonar su destino, en
unos momentos en que el estado polaco se disolvía a causa de las
presiones exteriores. En una estación termal próxima a Pisa,
aguardó su nuevo nombramiento, que le llegó el 25 de agosto
de 1795, como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Carlos
IV cerca del gran duque de Toscana. En Florencia tuvo como secretario a
Eusebio Bardaxí y Azara, quien desde el 18 de febrero de 1797 hubo
de hacerse cargo de la correspondencia diplomática, a causa de una
hemiplejía sufrida por Cuber, de la que ya no se recuperaría
enteramente hasta su muerte en la capital florentina en el otoño
de 1798.
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