Mussetta, estrenada
con éxito en 1908, fue seguida de ocho zarzuelas, precursoras del
primer gran triunfo de Luna, Molinos de viento, obra estrenada en
Sevilla el 2 de diciembre de 1910 y en Madrid, en el teatro Eslava, el
3 de febrero de 1911. Es opereta imperecedera, siendo su partitura verdadera
joya musical. Traducido el libro, se ha cantado en varias capitales de
Italia, y en el Real, de Madrid, por artistas extranjeros, bajo la dirección
de Luna, el 16 de enero de 1914. En Zaragoza se estrenó Molinos
de viento en el desaparecido teatro Circo, el 11 de marzo de 1911,
con acogida triunfal.
Así inició
Luna una carrera extraordinaria. Compondrá más de ciento
cincuenta obras, que suponen unos doscientos actos, ya que muchas de ellas
constan de dos y tres actos y esa amplia producción está
henchida de éxitos verdaderamente rotundos. Son: La canción
húngara, opereta, en la que, a no dudar, colocó Luna
su primera jota; la segunda copla que canta a coro un grupo aragonés
que se encuentra en París, tiene esta letra de súplica a
la Virgen del Pilar:
"Virgencica, Virgencica,
ya que estoy lejos de España,
no me olvides, no me olvides,
que te reza mi guitarra".
Canto de primavera,
opereta en dos actos, estrenada en Bilbao y en Zaragoza antes que en Madrid;
el libreto, de Luis Pascual Frutos, proporcionó a Luna la composición
de diez números musicales: preludios, concertantes, dúos,
valses, marchas, una mazurcaÖ Sobresalió el número cuatro,
el "Canto a la primavera", verdadero himno a la juventud y a la alegría.
Los cadetes de la reina, opereta en un acto (18 de enero de 1913),
con piezas musicales imperecederas; asimismo se encuentran en El asombro
de Damasco(20 de noviembre de 1916), El niño judío
(5 de febrero de 1918) con la famosa "Canción Española",
rival de la de El niño judío; La pícara
molinera, zarzuela en tres actos (12 de septiembre de 1941), con música
tan inspirada y fina como Molinos de viento, pues Luna no sufrió
ninguna decadencia a pesar de sus treinta y tantos años de trabajo
constante, en los que creó una obra verdaderamente gigantesca.
En marzo del año 1925,
Zaragoza rindió un sentido homenaje a Pablo Luna: solemne función
lírica en el teatro Principal, concierto en el paseo de la Independencia,
e imposición de la medalla de oro de la ciudad. Le pidieron que
compusiera una obra de carácter aragonés y escribió
la suite-fantasía Una noche en Calatayud, que tuvo su primera
interpretación en la plaza de toros de Zaragoza, el 19 de octubre
de 1925 y es una de las páginas más populares de Luna. Otras
composiciones aragonesas de Luna son la jota ¡Arre borrico!
y el pasodoble-jota Ballesteros, fenómeno baturro. El
Pilar de la Victoria es la postrera producción lírica
de Pablo Luna, compositor de los más valiosos que ha tenido el teatro
lírico español en la primera mitad del siglo actual.
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