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El burro menos Burro de Todos:
los 16 burros de Moros


IGNACIO JAVIER BONA | "Platero es pequeño, peludo y suave que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro". La archiconocida obra de Juan Ramón Jiménez, "Platero y yo" nos recrea poéticamente la vida y la muerte del burro Platero.

Apenas quedan burros en Aragón. Y aunque algunos sonreirán con esta afirmación, es cierto que durante miles de años este simpático, obediente y resistente animal nos ha acompañado cargando con nuestras cargas más pesadas. Relegado al olvido por la modernización de los medios de transporte y la mecanización del campo, el burro, el pollino, el asno, ha aguantado palos e insultos y la humillación de ser sinónimo de ignorancia y terquedad. En pleno siglo XXI, y si no se toman medidas, el burro es una especie en extinción.

Procedente de razas salvajes de Somalia y Nubia en África, es probable que el burro o asno fuera domesticado hace unos 6.000 años por pastores. Desde los comienzos de su domesticación, el burro ha sido utilizado como animal de carga, tiro y transporte de personas. El hombre ha llevado a cabo un proceso de selección, criando y eligiendo distintas razas de burros, grandes y pequeñas, adaptadas a diferentes medios y ambientes.

El burro come de casi todo y bebe poco, dos condiciones básicas en regiones áridas o semiáridas. Pero, sobre todo, tiene una gran resistencia y es muy ágil, sabe dónde posa el casco en terrenos difíciles y pedregosos.

Las tierras aragonesas han sido testigo de ello viendo ir y venir a estos animales trasportando agua, leña, cerámica o como complemento fundamental en las tareas agrícolas. En España durante los últimos cuarenta años en hemos pasado de tener un millón de burros a menos de 75.000 y en Aragón según datos del Censo Agrario del año 1999 no llegaríamos al millar de ejemplares.

Lo cierto es que apenas quedan burros en Aragón, burros de cuatro patas, claro. Por eso es digna de señalar la iniciativa llevada por la Asociación Cultural Carrabilla de Moros (Zaragoza) quienes recientemente han editado un precioso libro de 48 páginas homenaje a los burros de Moros y de todo Aragón titulado "Los Burros de Moros. 16 historias de compañeros de trabajo" de Elena Blasco, María Blasco y Fernando Lampre.

"En los últimos años la población de burros de Aragón y, en concreto, de la Comarca Comunidad de Calatayud ha disminuido considerablemente. Hasta hace 60 años esta especie estaba presenta en todos los pueblos de Aragón. Hoy, la situación es inversa: la mayor parte de los municipios aragoneses no tienen burros censados. Sin embargo, en el pueblo de Moros quedan 16 burros, todos ellos activos, como sus dueños, cuando se realizó este trabajo (años 2007-2008). La complicada orografía de esta localidad de calles estrechas y pendientes, acompañada de una vega en el río Manubles, fértil pero de difícil acceso y mecanización, han sido los principales factores que, hoy en día, han convertido a Moros, junto a Maluenda, Torralba de Ribota y Trasobares, en uno de los municipios que más animales de esta especie conservan en Aragón.

Los burros de Moros son, en general, ejemplares de porte pequeño y robusto. Presentan diversos tonos de pelaje: abundan los marrones oscuros y los cárdenos, pero también los hay de color canela o sencillamente blancos. Se caracterizan, a decir de sus dueños, por ser dóciles, tiernos, agradecidos y tener un gran aguante. Se utilizan en Moros para ir al huerto y transportar aperos y hortalizas, para labrar pequeños huertos o para acompañar al pastor y al rebaño.

Algunos dueños los montan de lado, otros de frente, otros les ponen nombres afables y graciosos, otros simplemente les llaman "burro", pero todos ellos se caracterizan por quererlos y cuidarlos. Marisol, Cárdena, Catalina, Platera, Platero, Ramona, Chato y otros tantos anónimos "burros" serán los protagonistas de estas páginas que tienes en tus manos. Y, por supuesto, sus dueños, artífices de su conservación.


Gracias a todos ellos por atendernos, escucharnos y enseñarnos sobre el mundo del burro y del trabajo honesto y necesario que desempeñan ambos en el medio rural, por contarnos anécdotas y hablarnos de la guarnicionería y la talabartería y, en definitiva, saber estar.

Gracias.

Aragón Digital (Desde Vista Alegre, 13-1-2010) (13-1-2010)

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