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Tamariz: "Carrol era un mago genial y un encanto de persona"
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Pepe Carrol, durante una actuación en Zaragoza, en 1993 (Foto: El Periódico de Aragón) |
R. R. Zaragoza | Estupor. Esa es la palabra que mejor define la sensación generalizada entre los compañeros y amigos de Pepe Carrol, una vez conocida su muerte. El ilusionista aragonés dejó a todos ellos una profunda huella tanto en lo profesional como en lo humano, y aún no dan crédito a su repentino fallecimiento por infarto de miocardio el lunes pasado.
El mago bilbilitano, según relataron fuentes cercanas a su persona, llevaba bastante tiempo muy afectado, con depresiones constantes y de las que no lograba salir, después del fallecimiento de su madre hace dos años, y de la reciente muerte
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de su pareja el año pasado. Su compañero y amigo Juan Tamariz, que se enteró del fallecimiento porque el llamó el padre de Pepe, afirmó, apesadumbrado: "Cuando la vida te pega y te vuelve a pegar, al final te acaba mermando la salud". Tamariz era muy amigo del mago aragonés, y le conocía desde la estancia de éste en su escuela de magia y humor. "Pepe era uno de los mejores ilusionistas de cerca que ha habido nunca. Su técnica con las manos era depuradísima, y como persona, era un encanto".
Su también compañero y amigo, el aragonés Javi El mago (que, con Tamariz, acudió al entierro), afirmó: "Era muy bueno, tanto en la magia como en el trato. Era muy cercano a la gente. Ultimamente se encontraba mal y el médico le dijo que pasase la Navidad en Zaragoza. Es una pena... era muy buena gente".
Plácido Serrano, expresentador radiofónico de Café con pólvora (Radio Zaragoza), y amigo del mago, también tuvo palabras para él. "Recuerdo que hace años estuvo en Zaragoza en Pilares, invitado por las Denominaciones de Origen, que le habían nombrado aragonés del año. Actuó durante dos horas ante 3.000 personas y no quiso cobrar nada porque lo que quería era estar con su gente, los aragoneses. Era la persona más humana que te puedas imaginar y un fenómeno en lo profesional y en lo humano. Es una verdadera pena lo que ha pasado. Una verdadera pena".
El Periódico de Aragón (8-1-2004)
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