Entre el apretado caserío
destaca el edificio gótico-mudéjar de la iglesia parroquial
de San Andrés, de piedra y ladrillo, con la típica galería
de arcos en su parte superior. Sobresale la torre,
que se alza fuera del bloque de la iglesia, de planta cuadrada y de cuatro
cuerpos, el primero de piedra de sillarejo y los restantes de ladrillo.
En los dos cuerpos centrales es donde mejor se define el estilo
mudéjar, con decoración de rombos a base de ladrillos
resaltados. El cuerpo superior, de escasa alzada, remata con el correspondiente
chapitel.
Se compone el interior del
edificio de una nave, sin crucero, que cierra con ábside poligonal.
La fábrica corresponde el siglo XVI o acaso a finales del XV. En
el XVIII se practicaron algunas modificaciones, que afectaron fundamentalmente
a la antigua bóveda de crucería, la cual fue sustituida por
otra de lunetos, abiertos éstos para dar luz a la iglesia. Asimismo
se abrieron capillas laterales entre los contrafuertes, comunicadas entre
sí, de manera que el templo aparenta ahora tener tres naves.
Los retablos son en su mayoría
de los siglos XVII y XVIII, con excepción del mayor, que es de estilo
neoclásico, del primer cuarto del siglo XIX.
La devoción del vecindario
se repartió de antiguo entre Santa Brígida, San Roque y San
Fabián, dando nombre a otras tantas ermitas. (Alfonso Zapater Gil)
Sobre la zona alta del lugar
subsiste un muro de tapial y piedra perteneciente al antiguo castillo.
En un cerro cercano, equidistante de Mara y Maluenda,
hay un torreón de mampostería y planta rectangular que pudo
ser una atalaya de vigilancia sobre el río
Perejiles. (Aurelio Cabañas Boyano)
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