Iglesia de las Santas Justa y Rufina
La iglesia, dedicada a las
sevillanas santas Justa y Rufina, patronas de los alfareros, está
en el extremo sur de la población, sobre un alto, junto a un barranco.
Es de notables dimensiones, de una nave con ábside poligonal, y
hastial que integra en planta dos pequeñas torres gemelas. No hay
decoración exterior, mientras que todo el interior está agramilado
y pintado, como en otras iglesias
mudéjares de la comarca. Se edificaría en la segunda
mitad del siglo XIV, acabándose a principios del XV.
Según se demuestra
en el plano citado, firmado por Manuel Torcal y Matías Navarro,
hasta el siglo XVIII existía una gran torre exenta, a un metro de
distancia del extremo noroeste de la iglesia, extremo en el que hay una
de las torrecillas gemelas mencionadas. La planta de la torre está
girada unos 8 grados respecto a la planta de la iglesia. El plano, muy
detallado, muestra la planta de la torre y su relación con la iglesia,
un alzado y dos plantas, una a nivel del cuerpo de escaleras, y otra a
nivel del cuerpo de campanas. Lleva hasta dieciséis anotaciones
con su explicación. Se realizó como un informe técnico,
ya que se temía por la seguridad de la torre. En el alzado se aprecian
grietas en su parte inferior, y se advierte que presenta un desplome de
ìsóloî dos palmos y medio, bastante menos que el de San Pedro de
los Francos de Calatayud.
El caso es que se derribó, pero con el plano podemos saber con inusual
exactitud como era, salvo en algunos detalles.
Nada sabríamos sobre
esta interesante torre derribada en el siglo XVIII, de no ser por un magnífico
plano conservado en el archivo de la Diputación de Zaragoza, hallado
por Manuel Expósito y publicado por Gonzalo Borrás . Se trata
de una torre cuya tipología encaja perfectamente con la de varias
de las antes citadas, y que como ellas, plantea interrogantes sobre su
cronología, asunto del que ya me ocupé hace años.
La base mide (siempre aproximadamente)
7,5 x 6,5 m. Hasta unos 6 m. de altura la obra es de piedra, de sillería
según el dibujo. No es normal una base de sillería de esta
altura. En el texto del plano se indica ìzócalo o zapata que tiene
alrededorî. Tal vez sea un refuerzo hecho para contener la inclinación,
como se hizo con la Torre Nueva de Zaragoza. Aquí es donde se observan
las grietas. A esa altura se efectúa el acceso desde la iglesia
por un puente cubierto, cuyo hueco tapiado en la iglesia puede verse en
una fotografía del catálogo de Abbad. A partir de ese nivel,
la obra era de ladrillo, como se dice en el texto del propio plano. Al
interior se presenta la estructura de alminar, con machón cuadrado,
y se detallan los peldaños de los primeros tramos. No se representa,
en cambio, el tipo de abovedamiento, quedándonos la duda de si sería
a base de bovedillas de cañón, como en Aniñón,
o de aproximación de hiladas, como es más frecuente. Por
la presencia de tres ventanitas en el alzado, que es de la cara sur, o
mejor sureste, puede reconstruirse con bastante aproximación el
desarrollo de las escaleras. Este cuerpo de escaleras presenta al exterior,
y hacia la mitad de su altura, una banda con cuatro aspas que conforman
cuatro rombos enteros más dos medios en los extremos. Más
arriba, casi en la terminación de este cuerpo, hay un paño
con labor en zig-zag, como en Aniñón. Ambos frisos decorativos
tienen por encima y por debajo las habituales líneas de esquinillas
o dientes de sierra. Finaliza este primer cuerpo con ménsulas en
pirámide invertida, entre las que tal vez hay discos de cerámica.
El segundo cuerpo es en todo
semejante a los ya descritos de Belmonte,
Aniñón
y Terrer.
Sobre el ventanal de arco entrecruzado hay siete pequeños arcos,
al parecer ciegos, posiblemente apuntados, no pudiendo precisarse si se
apoyan en pequeños pilares de ladrillo o en columnillas de cerámica.
Podría ser de esta última forma, pues por encima parece representarse
una banda de discos o platos. No se dibuja el remate, quedando la duda
de si sería una terraza almenada, como en San Pedro, o una pirámide
de base octogonal, como en Belmonte
y otras.
La anómala relación,
o nula relación si se quiere, entre esta desaparecida torre y la
iglesia, da pie para hacer varias consideraciones sobre su cronología.
La de la iglesia parece bastante clara, pues en una inscripción
de una capilla a los pies figura la fecha de 1413, que para Borrás
sería la de terminación de la obra, si bien esta podría
haberse iniciado varias décadas antes. El hastial, con dos pequeñas
torres gemelas, es poco habitual en el mudéjar
aragonés, y los pocos casos que se conocen son efectivamente de
hacia 1410: la cercana iglesia de Santa María, en la misma localidad,
la desaparecida de San
Pedro Mártir de Calatayud, o la parroquial de Illueca,
todas relacionadas con la actividad constructora de Benedicto
XIII, el papa Luna, cuyo principal arquitecto era Mahoma
Rami.
Este planteamiento de hastial
simétrico con dos pequeñas torres, supone una novedad respecto
a la asimetría que impone una torre única. Por ello hay que
descartar absolutamente que la desaparecida torre que comentamos formase
parte del proyecto constructivo de la iglesia. Tampoco tiene ninguna lógica
que la torre se construyera después de 1413. Además que colocar
una torre exenta, pero casi pegada a la iglesia, y girada 8 grados, carecería
de todo sentido, sus elementos formales son claramente más antiguos.
La conclusión obligada
es que la torre es anterior a la iglesia. Pero, entonces ¿qué
era? Puede pensarse que era el campanario de una iglesia mudéjar
anterior, de la que no queda ningún resto. Y es que ningún
ìcampanarioî relacionado con éste, como son los de Belmonte,
Aniñón
y Terrer,
tiene asociadas iglesias o restos de ellas que pudieran ser coetáneos.
Parece demasiada casualidad que todas las supuestas iglesias correspondientes
a las torres de esta tipología fuesen derribadas sin dejar rastro,
pero conservando el campanario, y en épocas distintas: Maluenda
y Belmonte
en el siglo XIV, Aniñón
en el XVI, y Terrer
en el XVIII. Los derribos tempranos, como tendría que haber sido
el caso de Maluenda, serían los menos comprensibles. Construir una
iglesia notable, a juzgar por la torre, hacia 1300, y derribarla, conservando
la torre, hacia 1400 no parece tener mucho sentido.
Cabe otra hipótesis:
que estas torres, y ahora esta de Maluenda en concreto, sean sensiblemente
más antiguas, y que realmente no hayan sido construidas como campanarios
de iglesias, sino como alminares de mezquitas, pero también con
una función defensiva, de atalayas, e incluso con un valor simbólico.
Y que, aunque las supuestamente modestas mezquitas sirviesen durante uno,
dos, o tres siglos al nuevo culto, cuando se viese conveniente o se dispusiera
de medios para su sustitución, se mantuviesen por su funcionalidad,
prestancia y solidez, los viejos alminares. (Agustín
Sanmiguel Mateo)
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