Indudablemente
gran parte de la obra de este escultor nos es desconocida, pudiéndose
simplemente estudiar las pocas obras que se han podido documentar, ya que
ninguna de ellas aparece firmada. En parte sigue el estilo de su padre,
anclado en cierto barroquismo ramirezco que en algunos casos puede resultar
extremadamente pesado. Su obra es correcta, bien modelada y de talla minuciosa,
con amplios pliegues en los vestidos de los personajes y serenas actitudes.
Según conocemos por
el Capítulo extraordinario de la Hermandad de la Sangre de Cristo
del día 16 de junio de 1862, Mariano Alegre presentó una
memoria para la construcción del paso procesional de la "Entrada
en Jerusalén", por precio de diez mil reales si le pagaban en tres
plazos dentro del mismo año y once mil si debía esperar hasta
fines de las Cuaresma de 1863. Su proposición fue rechazada y se
encargó de su construcción el escultor Antonio Palao.
Entre los años 1870
y 1872 llevaba a cabo las escultura de Santa Bárbara, Santiago y
San Jorge para rematar el retablo mayor de la iglesia de Nuestra Señora
del Portillo de Zaragoza.
Participó en la Exposición
aragonesa de 1885 con una escultura de San José, por la que obtuvo
medalla de tercera clase. (Wifredo Rincón García)
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