Una de las calles de la localidad |
El casco urbano forma un
semicírculo en torno al castillo,
cuyas almenas asoman por cada una de las calles que ascienden en dirección
al monte. La mejor panorámica del pueblo se contempla desde el otro
lado del río, sobre la margen izquierda, en los olivares, en el
denominado cabezo del Diablo.
La iglesia parroquial de
la Presentación se encuentra situada en la parte baja del pueblo.
Es un edificio barroco, de ladrillo y mampostería, con torre de
planta cuadrada a los pies, en el lado de la epístola. El conjunto
resulta airoso. El interior tiene planta rectangular, con ábside
semihexagonal y capillas entre los contrafuertes. La cubierta es con bóveda
de
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lunetos, decorada a base de yeserías. Los retablos se corresponden
con la fecha de construcción del templo, pues son de los siglos
XVII y XVIII.
Con respecto al castillo,
Guitart Aparicio lo describe de "pequeñas dimensiones, pero de estructura
muy original, creo que única en la región. Su planta es un
trapecio cuyos lados oscilan de 28 a 34 metros, con muros altos -con partes
muy descalabradas-, que se redondean con dos esquinas para formar sendos
semitorreones que tienen la particularidad de su alzado ligeramente cónico;
está poco destacados en altura y conservan sus almenas que terminan
en punta, como en algunos castillos de la región".
A la salida del pueblo, en
dirección a Aranda,
se levanta la ermita de la Soledad. Hay también otras dedicadas
a San Sebastián y la Virgen del Rosario. (Alfonso Zapater Gil)
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