Litografía: Planas
La Dolores, representada en una de las ilustraciones de la novela de Feliú y Codina |
Cuando en 1876, José
Feliú y Codina, viajaba de Madrid a Barcelona, y al pasar por
la estación de Binéfar, oyó cantar a un mendigo la
copla de La Dolores. Le hizo repetir aquellos cuatro versos musicados y
le dio una limosna. De aquella copla hizo primero un romance, que publicó
en el semanario El Chiste. El romance viene a constituir casi en
su totalidad el primer acto del drama, en el que narra la relación
que La Dolores mantuvo con el sargento Rojas. A continuación escribió
una zarzuela que no llegó a estrenar y por último el
drama, para el que no encontraba salida, pues ninguna compañía
quería representarlo, por
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lo que quiso venderlo en veinticinco duros,
cantidad que nadie le ofreció. Por fin, una compañía
de cómicos catalanes, con Carlota de Mena y Juan Tutauste, la estrenaron
en Barcelona. Moviendo amistades consiguió el autor, dos años
después, estrenarla en Madrid, donde |
Imperio Argentina, en una imagen de la película
La copla de la Dolores |
Cartel anunciador de la película
de Florián Rey
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no estaban muy dispuestos
a representar un drama rural en un teatro de prestigio. Para que pasase
desapercibida se estrenó, al final de la temporada, con María
Guerrero y Tuillier al frente del reparto y con Francisco García
Ortega, por entonces en sus comienzos como galán, en el papel de
Lázaro. El triunfo fue apoteósico.
El éxito del drama
se consolidó, cuando Tomás Bretón lo convirtió
en ópera y la estrenó en el Teatro de la Zarzuela el
16 de marzo de 1895 con Avelina Corona y
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Lorenzo Simonetti en los principales
papeles. El nuevo siglo nos trae el invento del cinematógrafo,
y para él se ruedan diversas versiones tomando como base la
copla y la imaginación. La primera adaptación cinematográfica
se realiza en 1908 en versión de Fructuoso Gelabert con la Marsal
en el papel de Dolores y una fidelísima reproducción de la
plaza principal de Calatayud preparada por Juan Morales. En 1923
es Ana Giner quien encarna a la moza aragonesa bajo la dirección
de Maximiliano Thous. Pero será en 1939, cuando con Conchita Piquer
y Manuel Luna dirigidos por Florián Rey, se filma la versión
más popular. Y por último, ya en 1947, otra mítica
cantante, Imperio Argentina, encarna el papel principal en La
copla de la Dolores. Por lo que respecta al teatro,
el primer tercio del siglo, cuenta con nuevas versiones sobre las andanza del mito. Así
Luis Fernández Ardavín estrena en 1927 La hija de la Dolores;
José Manuel Acevedo, en 1933, la comedia dramática
Lo
que fue de la Dolores, que obtuvo el Premio Piquer y sirvió
como base para la versión cinematográfica de
Benito Perojo con Imperio Argentina. También la zarzuela cuenta en
su repertorio con una adaptación, musicada por el maestro Esquembre
y con letra de César Haro, titulada Si vas a Calatayud..., estrenada
en el Teatro Nuevo de Barcelona y que el día 13 de abril de 1932,
en el transcurso de las fiestas que se celebraron conmemorando el aniversario
de la República, se representa en el Teatro Principal de Calatayud
por la compañía de Emilio Vendrell. La ópera, la zarzuela,
el teatro, el cine, la música, los romances... tantas y tantas
versiones nacidas de una simple copla han podido, en un momento dado,
deformar la realidad de la misma. Según García Arista, la
copla la compuso Pascualón, un ciego, tañedor de vihuela,
que vivía a finales del siglo XIX en Tarazona y que recorría
los pueblos cantando coplas. Estando un día en Calatayud,
en la Posada de San Antón, le compuso la copla a la Dolores en
agradecimiento por la limosna que le dio. Los mozos de los pueblos vecinos
aprovecharon el doble sentido del último verso, para que les sirviese
de puya contra los bilbilitanos. Lamentablemente, y hasta ahora, con la
restauración del Mesón
de la Dolores y tras haber superado los bilbilitanos el pequeño
trauma que les suponía la sola mención del nombre, Calatayud,
no supo aprovecharse del hecho de ser más conocida por la
copla que por la fama de sus pensadores, políticos o poetas.
(Sergio Zapatería
Guadalquivir)
NOTA: El hecho de la
posible existencia real de La Dolores,, mantenida primero por el periodista
y escritor bilbilitano Darío
Pérez, teoría que luego ha seguido investigando Sánchez
Portero, ha contribuido más, si cabe, a la difusión del mito
literario. Como se apunta, fue Darío Pérez quien aportó
los primeros indicios sobre Dolores
Peinador Narvión, a quien Antonio
Sánchez Portero identifica como La Dolores de Calatayud.
Sin embargo , si hemos de creer a quien fuera su compañero en Heraldo
de Aragón, el también periodista bilbilitano Andrés
Ruiz Castillo, ya dudaba de tal existencia
real en los últimos años de su vida. Duda que también
mantenía otro importante investigador, por lo que a las cosas de Calatayud se refiere, Salvador
Amada. Amada sostenía que La Dolores de Feliú estaría
inspirada en La Dolores del francés D'Ennery, quien escribió
un drama en tres actos bajo dicho título, estrenado en el Teatro
de la Gaîte de París el 3 de noviembre de 1836, y publicado
ese mismo año por Marchant. Dicha teoría, rescatada por Germán
López Sampedro en las páginas del semanario local La
Verdad, en noviembre de 1994, dio lugar a una interesante polémica.
Mantenida durante varios meses por él y por Sánchez Portero,
en las páginas del citado semanario. (Antonio
Utrera Fúnez)
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