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CONTRADANZA DE CETINA, La
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Interpretación de una de las 'mudanzas'
La contradanza de Cetina está llena de matices, símbolos, iconografía, y hasta un alto grado de riesgo, que en su conjunto, expresan una concepción pagana de la vida y el universo. La contradanza es, como su nombre indica, una invocación de contrarios: danza lúdica / contradanza macabra (hay quien sostiene que los bellos atuendos de los contradanceros representan esqueletos); blanco / contrablanco, o negro: los dos colores que simbolizan el bien y el mal. Rojo benefactor de las llamas / contrarrojo del fuego fatuo y del color del traje del diablo que interviene en la representación. El negro, a su vez, es la ausencia de color, pero sin embargo, no podrían existir los colores sin su presencia. Hasta los trajes son una suma de contrarios: cuatro de los contradanceros visten con trajes negros y adornos bordados en blanco, y los otros cuatro, con trajes blancos y adornos bordados en negro. En suma, la contradanza de Cetina es una recreación de la vida en la Tierra: un eterno ciclo, íntimamente relacionado con la rotación de los astros respecto al Sol, en el que, como el invierno al verano, se suceden la vida y la muerte. Dos hechos opuestos y que, sin embargo, serían imposibles el uno sin el otro.
Los principales símbolos presentes en la contradanza de Cetina, son los siguientes:
Fuego.- Es un símbolo de purificación. Robado al sol por Prometeo para llevarlo a los hombres, el fuego es fuente de luz, calor y vida. En la mitología clásica y la simbología tradicional, el fuego fue siempre sinónimo de regeneración y purificación.
Diablo.- Se le relaciona con los mitos del dragón y de lo prohibido. Simboliza todas las fuerzas que impiden el desarrollo de la nueva
vida y debilitan la fuerza del crecimiento. Por oposición a Dios, centro de luz, el diablo es el centro de la noche.
Negro.- Al principio, este color y el blanco, desempeñaron una función simbólica semejante, si bien, con el tiempo, el negro adquirió el sentido de contrablanco, quedando asociado al mundo de lo frío y de las tinieblas de la noche.
Blanco.- Color que se corresponde con la luz. Simboliza la sabiduría y la pureza, la paz, y en los vestidos de novia, la virginidad.
Flores.- Asociadas al amor y la fertilidad; desde siempre han estado presentes en las principales manifestaciones sociales, principalmente, en bodas y entierros.
Paloma.- Ya fue considerada animal sagrado por los griegos, que la consagraron a Afrodita para establecer presagios favorables, ES uno de los pocos animales inmunes al diablo, ya que éste, jamás podrá usurpar su forma.
Estrella.- Desde siempre han estado asociadas al cielo y al poder divino, como gobernantes de los destinos humanos.
Cadena.- Sucesión de hechos o acontecimientos que están relacionados entre sí. La cadena, es el símbolo por excelencia de la evolución, origen y final de las cosas, del sentido cíclico de la vida, como el mito del eterno retorno.
Máscara.- Su uso se remonta a las civilizaciones clásicas, y en el teatro griego, los actores representaban las obras tapados con ellas.
Sirven para ocultar la identidad, pero también para escenificar la de un ente superior que sólo puede ser invocado a través de los ritos y danzas cuyas mudanzas simbolizan las principales cualidades que se le atribuyen y, a través de las cuales, se intentan que sus manifestaciones en la Tierra sean propicias para los cultivos, la ganadería y la cosecha.
Como reflexión última, apuntaremos la curiosa existencia de este tipo de bailen en muchas localidades de las comarcas de Calatayud, Calamocha y Daroca (que geográficamente coinciden con el área de influencia celtibérica) y que se celebraron, incluso, en tiempos de la férrea ortodoxia cristiana de la Dictadura, la que demuestra el fuerte arraigo popular de estas manifestaciones, cuyas raíces podrían estar en un potente sustrato cultural celta que, con ajuste y adaptaciones cristianas, ha sobrevivido hasta nuestros días.
Si bien la contradanza comienza tradicionalmente a las 11 de la noche en la plaza mayor de la localidad, los contradanceros inician antes su marcha para "recoger las varas" que les conduce desde la casa del cura hasta la del alcalde, continuando hasta la plaza, donde a los sones de una vieja música (interpretada por la banda de La Almunia) da comienzo la larga contradanza de 90 minutos de duración.
Todos los que intervienen en la contradanza lo hacen con máscara. Todos excepto el diablo, que porta boina roja con borla dorada (muy parecida a la carlista), y barba y bigote pintados a la moda del XIX.
En total, son 31 las mudanzas que llevan a cabo los danzantes, cuyas evoluciones rememoran un lejano pasado en el que la naturaleza y el hombre gozaban de una entrañable relación, hoy, casi perdida. Esta podría ser una explicación de las mudanzas de la contradanza de Cetina, que por orden de ejecución, son las siguientes:
La cadena
La media araña
La puerta del coro
Los banquillos
Los estribos
Los arcos
El dios de las aguas
La araña
El batán por bajo
La peana
El batán por alto
El surtidor
San Juan Lorenzo
San Pascual
El retablo
San Miguel
La campana por alto
La Purísima
El lagarto
Santo Toribio
La silla
La cama
La tijera
El Calvario
La Resurrección
La Virgen de Atocha
El castillo
La fuente
La capilla
La vuelta de campana
El barbero.
Precisamente, la contradanza finaliza en el momento en que uno de los danzantes empieza a afeitar al diablo y termina degollándolo. En ese momento, el diablo es izado por todos los contradanceros y paseado unos metros justo antes de que el diablo resucite dando saltos y gritos.
El contrapaloteao
Si bien es la contradanza la manifestación más conocida de Cetina, hay que resaltar que, el mismo día de su representación, y por la mañana, se baila un paloteao propio de la villa, en el que los protagonistas son los niños de la localidad, con edades comprendidas entre los 8 y los 11 años.
El paloteao de Cetina, es ejecutado por ocho danzantes más el zagal y el rabadán. El baile, que parte de la iglesia hasta la plaza, transcurre en medio de la procesión del santo, con la peculiaridad de que los danzantes bailan y avanzan al revés, y del mismo modo, ejecutan el trayecto de la plaza hasta la iglesia. Así pues, se trata de un contrapaloteao, pues los danzantes bailan avanzando en dirección contraria a la de su marcha. (Antonio Utrera Fúnez)
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