Fue conquistada por el Cid
y es citada en el Cantar.
Tras su reconquista definitiva pasó a ser de los hospitalarios mediante
la permuta efectuada con Alfonso II, quien recibió otros bienes
de la orden (1182). Con todo, la ocupación por parte de los sanjuanistas
debió ser pasajera, pues desde fines del siglo XIII la encontramos
como una fortaleza fronteriza perteneciente a la corona. Durante los reinados
de Jaime II y Alfonso IV su castillo, construido al parecer en época
de Pedro III, era ocupado por Gonzalo Ibáñez de Moros. A
pesar de la protección con que lo dotó Enrique de Trastámara,
fue ocupado por las tropas castellanas en la guerra entablada entre los
dos Pedros. En 1395 la villa y el castillo fueron vendidos por Juan I a
Juan Fernández de Heredia, retornando más tarde a la corona.
Martín I lo vendió finalmente a Gonzalo de Liñán.
(Ana Isabel Lapeña Paúl)
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