La Celtiberia
en la historiografía actual
La tesis tradicional sostiene
que los celtas, al invadir España, se mezclan con los iberos antiguos
en la zona fronteriza y dan como resultado una cultura mixta. El alemán
Schulten propuso una hipótesis distinta: los celtíberos eran
iberos en tierra céltica. Supone este historiador que en el siglo
III a.C. los iberos del sur de Francia sufren la presión de los
galos y deben emigrar a otras tierras: unos partirían hacia la Aquitania,
pero otros entrarían en España y ocuparían el valle
del Ebro y el Sistema
Ibérico, dando origen a los celtíberos.
Sin embargo, el investigador
catalán Bosch Gimpera opina todo lo contrario: los celtíberos
son celtas en tierras de iberos. Piensa que existe un sustrato indígena
protoibérico, cuyas raíces se remontan al Eneolítico,
sobre el que se han superpuesto las invasiones célticas. Poco a
poco se produce, sobre una base indígena ibérica, la absorción
paulatina de los celtas inmigrados.
Pero en este punto entramos
en el problemas del origen de los iberos. Si se clasifica la población
prehistórica de la Edad de Bronce como "protoibérica" no
hay duda de que los celtas han emigrado a una tierra de "iberos", dejando
en ella una antroponimia céltica, unas instituciones sociales (tésera
de hospitalidad, arbitraje entre comunidades), unas formas de hábitat
(castros) y de enterramiento (necrópolis de incineración),
unas lenguas (indoeuropeas) y algunos elementos de cultura material. Sin
embargo, la iberización del valle del Ebro (en el sentido clásico
de la cultura ibérica, como resultado de los colonizadores griegos
y orientales) es tardía, incompleta y truncada por la llegada a
Roma.
Hoy día se acepta
que el carácter híbrido de lo celtíbero no procede
de una celtización tardía de lo ibérico, sino más
bien de una iberización frustrada que actúa sobre un sustrato
hallstáttico o posthallstáttico detectable en Azaila, Juslibol
o Mediana, y que deja, entre otros, la cerámica ibérica o
las monedas del jinete. Esta iberización se acentuará en
los siglos II-I por acción de la política militar romana
que provoca el aniquilamiento de los célticos suessetanos, protege
la expansión vascona e ilergete, y favorece la decadencia de lo
celtíbero. (María Pilar Utrilla)
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