Los celtíberos
en las fuentes textuales clásicas
Polibio y Estrabón
denominan Celtiberia a toda la Meseta, aunque en ocasiones la reduzcan
sólo a su parte oriental. Según estos autores, estaba ocupada
por cuatro tribus: arévacos, lusones,
belos
y titos,
a los que habría que añadir los pelendones, citados por Plinio
y Ptolomeo, y los pueblos del Moncayo, con las ciudades de Tarazona y Borja
citadas por Ptolomeo. Las tierras de Almazán separarían a
los celtíberos ulteriores (arévacos y pelendones) de los
citeriores (el resto). Prescindiendo de los celtíberos ulteriores,
que se asentarían en la provincia de Soria repartiéndose,
según Taracena, la montaña (pelendones) y el llano (arévacos),
trataremos de los celtíberos citeriores, que ocuparon, total o parcialmente,
el territorio actual aragonés.
Los belos
y los titos
se asentarían en la faja que va desde Sigüenza al valle del
Jalón.
Citados por Apiano, parece deducirse que los titos
se hallaban supeditados a los belos,
y ambos a los arévacos. La capital de los belos
fue Segeda,
entre Belmonte
y Mara, perteneciendo
a ellos, además, las ciudades de Segobriga (Cabeza de Griego), Arcóbriga
(Monreal de
Ariza), Ocilis (Medinaceli) y Attacum (Ateca).
Su nombre ha sido puesto en relación (Holder) con el de los Bellovaci,
celtas de la Galia. Los titos,
muy difíciles de separar de los belos,
ocuparían un pequeño territorio al sur de éstos, llegando
hasta las Parameras de Molina, cerca del Jiloca.
Los lusones,
a los que se supone una antigüedad mayor que la de los demás
celtíberos, fueron los primeros que se sometieron a Roma. Esta amistad
inicial parece que les permitió mantener en zonas altas y fortificadas
ciudades como Bílbilis,
contrariando la política romana sobre asentamientos indígenas.
Su situación es incierta, pero se les atribuye una amplia zona que
iría, en sus momentos iniciales, desde el Moncayo hasta el Tajo,
abarcando las sierras
de la Virgen y Cucalón y las cuencas del Jalón
y del Jiloca.
Su capital, según Schulten, sería Contrebia (identificado
por él con Daroca). Sin embargo, su más importante ciudad,
Bílbilis,
reúne inmejorables condiciones estratégicas al estar situada
en la confluencia del Jalón,
del Jiloca
y del Ribota.
Otras ciudades en territorio lusón serían Nertobriga (en
Calatorao o La Almunia), Mundobriga (Munébrega)
y la misma Segeda.
Los pueblos del Moncayo,
quizá los Celtiberi propiamente dichos, se localizan al norte de
los lusones.
A ellos pertenecerían algunas ciudades celtibéricas citadas
por Ptolomeo: Balsium o Balsio (Mallén o Cortes de Navarra), Turiaso
(Tarazona) y Bursao (Borja). En opinión de Bosch, también
pertenecerían a estos celtíberos algunas ciudades de La Rioja:
Calagurris, Cracchurris y Cascantum, que más tarde pasarían
a poder de los vascones.
Los lobetanos o turboletas
pudieron ocupar los territorios al este y al sur de los titos
y lusones.
Los primeros, situados por Ptolomeo al sur de los celtíberos más
orientales, tuvieron su capital en Lobetum, cuya localización se
ubicaría en Albarracín o en algún lugar de la provincia
de Cuenca. El nombre de turboletas (turdetanos de Livio) aparece citado
en Apiano al referirse a la guerra entre los seguntinos y sus vecinos en
el 219 a.C. Por lo tanto, el emplazamiento de este pueblo debe buscarse
cerca de Sagunto, quizá en la provincia de Teruel. Livia cita una
ciudad Turba en relación con la sublevación del 196 a.C.,
y Ptolomeo una Turbula que, según sus indicaciones, se hallaba al
noroeste de Sagunto pero, paradójicamente, en territorio bastetano
(fuera del actual Aragón). La semejanza fónica con el nombre
de Teruel ha llevado, incluso, a identificarla con la misma capital, aunque
sin base sólida. Tampoco las fuentes clásicas especifican
el carácter ibero o celtíbero de estas tribus, pero quizá
sea significativo que cuando Fulvio ataca Urbica (localizable en territorio
lobetano o turboleta) sean precisamente los celtíberos quienes llegan
en apoyo de la ciudad sitiada.
Las fuentes clásicas
contienen, además, dos citas aisladas sobre celtíberos, que
plantean problemas difíciles de resolver. La primera de ellas, de
Estrabón, dice: "Caesaraugusta, entre (o cerca de) los celtíberos".
Ya veremos como los documentos epigráficos y arqueológicos
apoyan esta celtiberización del territorio próximo a Zaragoza,
especialmente en las zonas del Huerva. Además, según muestra
el bronce de Contrebia, las relaciones de Salduie (antecesora de Caesaraugusta)
con las comunidades celtibéricas cercanas (como la de Botorrita)
eran intensas y, probablemente, amistosas. No obstante, la decena de nombres
de personas que conocemos en Salduie no son indoeuropeos sino del tipo
vasco-ibérico.
La segunda cita es de Diodoro.
quien denomina "celtíbero" a Indíbil, caudillo de los ilergetes.
Este pueblo, desgajado quizá del tronco de los ileraugates, se califica
como ibérico en las fuentes clásicas, siendo aparentemente
extraño que su jefe fuera de una etnia diferente. El mismo nombre
de Indíbil no aclara el problema, ya que tanto puede ser céltico,
según Caro Baroja (-bilo, -bili), cuando vasco, según Tobar
(-beltz), como, simplemente, "no indoeuropeo", según Palomar. Puede
también ponerse en relación con el salluitano Estopeles (-beles,
-peles). Según Fatás, la cita puede explicarse pensando que
minorías guerreras pudieron hacerse con el poder político
en un momento dado, (caso de Indíbil y Mandonio) sin que por ello
sea necesario atribuir su etnia a todo el pueblo que dirigen. (María
Pilar Utrilla)
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