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| CAMPILLO DE ARAGÓN |
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Detalle de la fachada de una de las casas-palacio |
Varias son las rutas del viajero que llega a Campillo de Aragón, ya en el límite con la provincia de Guadalajara. Si parte de Calatayud, el itinerario mejor será por Munébrega y Nuévalos, para seguir escalando altura sobre el Monasterio de Piedra. Si parte de Ateca, deberá desviarse de la carretera general al poco de rebasar la localidad, para tomar la dirección de Castejón de las Armas, Carenas e Ibdes, hasta Jaraba -también puede enlazar, si lo desea, con Nuévalos y proseguir la primera ruta señalada-, pues Campillo se encuentra a unos diez kilómetros de los baños jarabeños, tras remontar el puerto. En cualquiera de los casos, la visión del embalse de la Tranquera sembrará de luz el paisaje, reflejando el azul de cielo.
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Campillo aparecerá a la derecha del viajero, tendido su caserío sobre un cerro, entre la tierra ocre y roja, batida por el sol y el viento, angustiada por la sed en no pocas ocasiones, Milmarcos, que ya pertenece a Guadalajara, será el próximo pueblo.
Sorprende el lugar, en medio de la paramera desierta. El acceso sube en ligera pendiente. Llama poderosamente la atención el casco urbano. A la entrada destaca un artístico peirón, donde los más viejos se sientan a conversar o bien a sumergirse en profundas meditaciones.
Justo a la entrada, también, a la izquierda del viajero, destaca la ermita de Santa Lucía, monumental en todo su trazado, con elevada torre y hermoso pórtico lateral, con columnas y zapatas renacentistas, si bien la primitiva nave es protogótica, con cubierta de madera sobre arcos apuntados. El ábside se añadió en el siglo XVI, por lo que es de gótico tardío.
Resulta curioso comprobar que en la ermita de la Virgen de Santa Lucía es donde se venera la imagen de la Virgen de la Fuente, románica, de gran valor.
La localidad cuenta con diversos edificios civiles de interés. La casa-palacio que se alza en la Rúa, es un edificio de época barroca, construido a base de piedra y ladrillo. Hay otros casones de indudable mérito, pero ninguno como el de la Rúa.
En 1414 ya eran de los hospitalarios. O de los sanjuanistas, como se prefiera. Precisamente a San Juan Bautista está dedicada la iglesia parroquial, que ocupa parte del recinto del castillo de la localidad.. (Alfonso Zapater)
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