Gastronomía
El congrio seco, constituye la base de varios
de los más emblemáticos platos de la cocina
bilbilitana
La gastronomía está
presidida por el soberbio "Ternasco
al estilo bilbilitano", a base de paletillas de ternasco sazonadas
con laurel, ajo, tomillo y tal vez una pizca de pimienta. Asadas lentamente
con unas patatas cortadas a rodajas, constituyen un sólido manjar.
Otro plato tradicional es
el "Congrio
bilbilitano", con tomates y piñones en el aderezo, al que los
huevos escalfados complementa y realzan. Es precisamente el congrio curado
quien da personalidad a otros guisos bilbilitanos como son las patatas
y los garbanzos
con congrio.
Los fardeles,
elaborados con hígado de cerdo, representan el embutido más
típico de la zona, sin que falten las longanizas, chorizos, güeñas
y morcillas.
El lugar de honor de la repostería
bilbilitana lo ocupan los bizcochos,
en particular los llamados de "suela", denominación que alude a
su forma y tamaño. Las "frutas de Aragón" confitadas y cubiertas
con chocolate, y los navideños "guirlaches" no le van a la zaga.
Los enormes caramelos "adoquines" con envolturas que contienen coplas aragonesas,
constituyen una dulce anécdota. Por su denominación pueden
considerarse tradicionales las "culecas", tortas con uno o varios huevos
duros, correspondientes a la universales monas de Pascua.
Los vinos
de Calatayud, nobles y afamados, son muy apropiados para la gastronomía
local. Los avances técnicos en la elaboración vinícola
han eliminado alguno de los viejos defectos, pero siempre conservando las
grandes virtudes de unos vinos potentes, con bastante cuerpo y graduación,
pero sustanciosos y vivos. (José
Verón Gormaz)
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