Su nombre, de origen árabe,
proviene de "fariza", que significa "la posesión". Fue conquistada, junto con su castillo,
por Alfonso
I, en 1172 dada en prenda al rey de Castilla por Alfonso II de Aragón
(por causa del tratado que ambos reyes habían firmado contra Pedro
Ruiz de Azagra, señor de Albarracín), y reclamada en 1178,
con amenazas de guerra en caso de una negativa. Perteneció después
a Sancha, viuda de Alfonso II, quien la cedió a Pedro II; en 1213
este rey concedió a sus habitantes el privilegio de libertad y la
exención de cualquier tributo. En 1234 Jaime I entregó esta
villa a su primera mujer, Leonor, y en 1278 Pedro III ordenó a Gonzalo
de Funes que la fortificara. En la guerra entre Pedro I de Castilla y Pedro
IV de Aragón fue ocupada por el castellano (1362). Años más
tarde, en 1381, Pedro IV vendió Ariza y sus aldeas a su alférez
Guillén de Palafox. (Ana Isabel Lapeña Paúl)
Un siglo más tarde,
las diferencias entre el señor propietario de villa y los vasallos
dieron lugar a la revuelta conocida como ìalteraciones
de Arizaî, a las que se trató de poner fin mediante la llamada
sentencia
de Celada.
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