Aniñón trata
de mantener en auge las tradiciones y costumbres, e incluso resucitar aquelles
que desaparecieron con el devenir de los tiempos. La cultura popular de
un pueblo es parte de su propia personalidad. Cada pueblo se identifica
por sus costumbres y tradiciones, porque son herencia de un ayer donde
se forjó la esencia del presente. Semilla profunda de la tierra,
que siempre termina por aflorar a la superficie. Así, en Aniñón,
todavía encienden hogueras para San Antón, San Babil y San
Blas, y esas luminarias en la calle y en la plaza son público testimonio
de la vida que no muere.
En la localidad se venera
el Santísimo Misterio de los Corporales. Las fiestas mayores se
celebran por tal motivo el tercer domingo de septiembre.
Los quintos tienen costumbre,
todavía, de subir en mulas a la romería del Niño Jesús
del Monte, y cantan y bailan a lomos de las caballerías y hasta
se permiten el lujo de levantar pequeñas torres humanas.
Se perdió el dance
de palos, que tuvo supervivencia hasta mediados de este siglo XX. También
se perdió la rondalla, aunque no del todo. La tradición musical
estuvo siempre arraigada entre el vecindario; tanto es así, que
Aniñón es el único pueblo zaragozano que ha llegado
a contar con dos bandas de música en activo, con los nombres de
Unión Musical y Santa Cecilia. (Alfonso Zapater Gil)
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